Los terremotos son un fenómeno natural, muy común en algunas zonas del planeta y muy poco común en otras. La fricción en las capas tectónicas de la capa terrestre o los procesos volcánicos son los desencadenantes de este tipo de movimientos bajo nuestros pies. Como todos ya sabéis, en la isla de La Palma están sufriendo una de las que, con toda seguridad, será la erupción más importante en siglos. Hoy se cumplen los 61 días desde que comenzó a escupir lava el volcán de Cumbre Vieja. Palabras tales como tremor, piroclasto, tormenta volcánica, fajana, zona de exclusión o magma son algunos de los términos que nos hemos acostumbrado a escuchar a diario.

 

 

Tal y como ya hemos apuntado, uno de los fenómenos más comunes cuando empieza a despertar un volcán hasta que deja de echar lava, son los terremotos. Centenares de ellos se han ido sucediendo día tras día desde hace meses, con intensidades que van variando según esté el Cumbre Vieja. Desde hace aproximadamente una semana sismólogos, geólogos y vulcanólogos que están trabajando sobre el terreno predicen que la sismicidad puede ir a más, posiblemente no en el número de terremotos, sino en magnitud. Incluso, en estas dos últimas semanas, han llegado a avisar a la población para que se prepare ante la posibilidad de sufrir un sismo de intensidad de más de 5 grados en la escala de Richter, que se notaría en toda la isla.

Ante estos avisos se tiene que tomar todo tipo de precauciones: ¿Qué debemos y no debemos hacer? Protegernos debajo de mesas y sillas; estacionar en un lugar seguro nuestro vehículo y no salir de él; cerrar llaves de agua, luz y gas; evacuar los edificios por las escaleras,… Y, sobre todo, los ascensores ni tocarlos.

¿Por qué no debemos usar un ascensor durante y después de un terremoto?

Antes que nada, debemos comentar que tienen elementos de seguridad suficientes como para que no ocurra ninguna desgracia. En lugares habituados a este tipo de fenómenos, los ascensores cuentan con sistemas de seguridad específicos para ello. Si alguien ha viajado a las costas occidentales de América, Japón, China, Filipinas, Indonesia,… habrá visto dentro de la cabina lo que se denomina un interruptor sísmico. En España este tipo de dispositivos no se acostumbran a poner. Por contra, los ascensores cuentan con:

Frenos de seguridad que bloquean la cabina ante cualquier eventualidad.

Dispositivos que evitan que la puerta se abra en caso de que este acabe detenido entre dos paradas. Con este sistema evitamos que quien esté en aquel momento usando el ascensor, pueda llegar a salir despedida de la cabina en el momento en el que se produce el temblor.

Rieles de seguridad que, en un terremoto de magnitud baja o media, mantendrían en su sitio la cabina evitando su descarrilamiento.

 

 

Si nos encontrásemos en el interior de un edificio y decidiésemos salir a la calle, debemos pensar que es mucho más rápido evacuar a todo el mundo por las escaleras. Las cabinas de ascensor tienen unas dimensiones mínimas en las que caben, habitualmente, 4 o 6 personas. ¡Imaginad la cantidad de viajes que debería hacer para poder evacuar el edificio entero! Por el contrario, las escaleras pueden albergar a todas las personas del edificio saliendo a la vez, mientras que con un ascensor eso sería imposible. Incluso en las emergencias en las que los ascensores no lleguen a pararse, los trabajadores de emergencias como los sanitarios, bomberos y policías podrían usar el ascensor para llegar rápidamente a las plantas más altas.

En el improbable supuesto que acabásemos sufriendo un terremoto justo en el momento de estar dentro del ascensor, debemos tomar las siguientes precauciones:

– Si la cabina no se para automáticamente, debemos pararla nosotros a modo de prevención, activando el botón de parada. Una cabina en movimiento dentro del hueco del ascensor puede llegar a ser un peligro. No por el hecho de que esta pueda llegar a caer, sino porque el contrapeso puede llegar a salirse de sus rieles. Si esto ocurriese, justo en el momento en el que el contrapeso se cruzase con la cabina, este podría llegar a colisionar con ella.

– Tras encontrarnos en esta situación de estar parados dentro del ascensor en medio de un terremoto, debemos avisar que estamos dentro de la cabina. Llamar a través del teléfono del ascensor, usar nuestro móvil, golpear la puerta para que nos oigan los vecinos o gritar.

– Sabemos que lo hemos dicho muchas veces, pero en este tipo de situaciones en las que estamos atrapados, lo mejor es no perder la calma. No nos va a pasar nada y alguien, como un técnico o un bombero, acabará sacándonos antes de lo que nos imaginamos.

 

 

Sabemos que quedarnos atrapados en un ascensor no es el mejor lugar donde nos gustaría estar pero, aunque parezca lo contrario, el hueco del ascensor es uno de los mejores lugares del edificio. Gracias a su estructura reforzada, la cabina de un elevador es un lugar seguro incluso si la mayor parte del edificio se llegase a desplomar.

Para finalizar, tras el temblor está prohibido utilizar el ascensor hasta que un técnico verifique que no ha sufrido daños y que funciona perfectamente. Para ello, el presidente de la comunidad de vecinos o el administrador de la finca deberá pasar el aviso a la empresa mantenedora. Debemos recordar que, sobre todo en estos casos, la seguridad es lo primero.