En Europa estamos inmersos en una guerra desde el pasado 24 de febrero. Un continuo tira y afloja entre las partes, cuya arma arrojadiza es el suministro de carburante y de energía. Aunque la electricidad ya comenzó a subir el último trimestre del 2021, es ahora cuando se ha disparado hasta límites preocupantes. La falta de reservas de gas en muchos países de nuestro entorno, hace peligrar el suministro tanto del gas como de la luz. ¿Habrá restricciones eléctricas en Europa? Los diferentes gobiernos, ¿acabarán cerrando el grifo del suministro a nuestros hogares? ¿Corremos peligro de sufrir cortes de energía en el Viejo Continente?
Analicemos los objetos que tenemos a nuestro alrededor: nuestra dependencia con la luz es absoluta. De hecho, ninguno de nosotros podría leer este artículo si no fuese gracias a ella. Móviles, ordenadores, televisiones, frigoríficos, lavavajillas, vehículos, ascensores… Son precisamente estos últimos los que nos facilitan más nuestro día a día. Sobre todo, a aquellas personas con problemas de movilidad o a los que viven en comunidades de vecinos cuya altura es superior a tres o cuatro pisos.
¿Qué ocurriría con los ascensores si tuviésemos restricciones eléctricas en Europa?
Tal y como comentamos en nuestro artículo sobre ascensores hidráulicos, es muy diferente la forma de comportarse uno de estos ascensores, respecto a los eléctricos. Si el corte de luz nos pillase dentro de los primeros la solución sería muy sencilla. La clave estaría en esperar unos pocos segundos. Los suficientes como para que la cabina acabase descendiendo gradualmente, para llegar a pararse en el piso inmediatamente inferior al lugar donde nos hemos quedado atrapados.
Con los ascensores eléctricos el tema es mucho más complicado, ya que la cabina se queda parada justo en el lugar donde se ha producido el corte de suministro. Irremediablemente, sí o sí, deberemos esperar a que un bombero o un técnico de ascensores nos venga a rescatar.
Se especula que, en el supuesto que sufriésemos restricciones de suministro, las autoridades acabarían acotando los horarios de los cortes de luz y gas. En ese caso, deberíamos tener claro el evitar a toda costa el uso del ascensor en esa franja horaria. Al contrario que en un apagón generalizado, en el cual no sabríamos el momento en el que volvería la luz, sabríamos que la electricidad volvería más pronto que tarde. No nos quedaría más remedio que mantener la calma, esperando a que nos rescatasen, o bien a que pasasen las horas a la espera de que se retome el servicio de nuevo.
Sea como fuere, tal y como ya hemos comentado en nuestro post sobre qué hacer cuando nos quedamos atrapados en un ascensor, la clave es mantener la calma.
Ante las restricciones eléctricas, lo más importante es estructurar bien el tiempo
Si nos quedamos atrapados en un ascensor, completamente a oscuras, es importante centrarse en temas que interesen y generen placer. En una situación así, la mente necesita evadirse para evitar pensamientos que nos lleguen a estresar aún más. Lo mejor es empezar a pensar en temas banales, como puede ser lo que vamos a comer al día siguiente, la película que queremos ir a ver, lo que haremos en cuanto salgamos de esa incómoda situación o la rutina de ejercicios que vamos a realizar en el gimnasio. Qué decir si sabemos meditar: ¡tendremos la relajación asegurada! Debemos evitar los ataques de ansiedad. Al final siempre acaban convirtiéndose en mareos, taquicardia, sensación de desmayo, de asfixia o falta de aire.
Sí, lo sabemos, quedarnos atrapados en un ascensor, a oscuras, no es agradable
Somos conscientes de ello. ¡Incluso nosotros que fabricamos ascensores! Ten en cuenta que, aunque parezca que el tiempo no se acaba nunca, esa situación es transitoria. Al final acabará siendo tan solo una anécdota para contar a la familia y amigos. Y, recordemos, jamás salgamos de un ascensor si no tenemos delante a un profesional.