No se sabe a ciencia cierta la cantidad de personas que tienen miedo a los ascensores, pero lo que sí sabemos es que, a pesar de que es el medio de transporte más seguro que existe, son muchas las que lo pasan realmente mal usándolo. Todos conocemos a alguien que sufre esta «fobia» que, por cierto, no está catalogada como tal. De hecho, se considera que el uso del ascensor es el desencadenante, en mayor o menor medida, de tres tipos de fobias diferentes: claustrofobia, agorafobia y acrofobia. ¿Sabemos qué significan cada una de ellas?

 

 

– La claustrofobia es el miedo a los espacios cerrados, así que no es de extrañar que esta sea la principal causa del pánico a los ascensores, ya que la cabina, por muchos espejos que queramos meter, no deja de ser una pequeña caja cerrada.

– Siempre que pensamos en la agorafobia, nos viene a la mente el miedo a los espacios abiertos, pues bien, no es exactamente así. Alguien que tiene agorafobia sufre ansiedad a los lugares o las situaciones en los que se podría desencadenar una situación de pánico. Es tener la sensación de sentirte atrapado o bien que no tienes ningún tipo de escapatoria, en circunstancias como: estar en espacios abiertos o cerrados, hacer fila con mucha gente, coger el transporte público o usar un ascensor, entre otras, sobre todo si tenemos que compartir habitáculo con más personas.

– La acrofobia es el miedo a las alturas, y en el caso de los elevadores, el miedo a caer de ellas. Los ascensores pueden llegar a subir más rápido de lo que sería deseable por parte de los que sufren este trastorno, sobre todo si se viaja en un ascensor transparente, en el que se ve con todo lujo de detalles la altura que se está alcanzando.

Sabemos que las fobias pueden ser difíciles de entender para algunas personas ya que, después de todo, son el miedo irracional a algo que tiene una baja probabilidad de que ocurra, por lo que la única forma de superarlo es demostrándote a ti mismo que esa situación que te angustia no es tan mala como parece. Es evidente que, si el miedo es muy traumático y es demasiado angustioso como para poder enfrentarte a él, deberíamos pedir la ayuda de un profesional que nos ayude a a hacer frente a este problema.

Muchas fobias pueden atribuirse a una experiencia desagradable previa que nos llegó a causar miedo: quedarte atrapado en un ascensor con anterioridad, aunque haya sido durante poco tiempo o escuchar en las noticias algún accidente de estas características que, como todo aquello que es poco frecuente, acostumbran los medios de comunicación a repetir hasta la saciedad. Si a eso le unimos que nos encanta ver escenas en series y películas, donde pasan cosas terroríficas y rocambolescas dentro de una cabina, el miedo está servido.

 

 

Para muchas personas, aprender cuáles son los sistemas de seguridad y familiarizarse con el funcionamiento del ascensor es suficiente para eliminar parte de la ansiedad, así que debemos tomar nota de lo siguiente:

– Los ascensores pasan por revisiones mensuales para garantizar que siempre estén funcionando en condiciones óptimas, minimizando el riesgo de accidente hasta hacerlo prácticamente inexistente.

– Muchas cabinas, sobre todo las más nuevas, cuentan con teléfonos de emergencia y alarmas, lo que permite a los pasajeros pedir ayuda. En el caso de tener algún tipo de problema con estos dispositivos, todos contamos con un teléfono móvil, por lo que es tan sencillo como hacer uso de él para llamar a la empresa mantenedora de los ascensores, cuyo teléfono está siempre apuntado en su interior.

– Los ascensores están aguantados por múltiples cables, cada uno de los cuales es suficientemente fuerte como para poder soportar el peso de la cabina. El hecho que se rompan todos ellos, es más propio de una historia de terror que de la realidad, pero si por una remota casualidad sucediese, los ascensores cuentan también con un sistema de frenos de seguridad que mantendría la cabina inmóvil dentro del hueco del ascensor.

– Los reguladores de velocidad y otros dispositivos, funcionan conjuntamente para que las cabinas lleguen de forma segura a su destino.

– Jamás, repetimos, jamás, por muchas personas que haya en el interior del ascensor, te quedarás sin aire. ¿La razón? No es un espacio hermético y, aunque no lo parezca, hay flujo de aire por el hueco del ascensor y por las puertas.

 

 

Y lo más importante: debemos tener en cuenta que, es muchísimo más probable que nos hagamos daño por las escaleras al no querer enfrentarnos a nuestros miedos, que usando el ascensor.

Sabemos que esta situación es complicada, y en ocasiones se puede volver hasta paralizante. Si el miedo a los elevadores comienza a afectar a tu vida cotidiana y a tu estilo de vida, intenta solucionarlo analizando aquello que te está ocurriendo, sé consciente de en qué momento te sientes más inseguro, y con la ayuda de un familiar o amigo, ponte metas subiendo y bajando de ascensores en los que te sientas más vulnerable. Si a pesar de todo, la situación no mejora: pide ayuda a un profesional.