¿Cuántas veces has llegado a un edificio en que no habías estado anteriormente, y en el momento de pulsar el botón del ascensor te lo has pensado mejor, y has acabado subiendo por las escaleras? Si esto te ha ocurrido alguna vez, y no lo has hecho para mantenerte en forma, posiblemente eres una de las personas que tienen miedo a los ascensores.
La fobia a los ascensores no está categorizada como una fobia propiamente dicha. Es el conjunto de dos fobias a la vez, que hace que tengamos un miedo irracional a cualquier cosa que provenga de ellos:

– La claustrofobia hace que tengas miedo a estar encerrado en un espacio de pequeñas dimensiones.

– La acrofobia se caracteriza por un miedo extremo a las alturas. En el caso de los elevadores, el miedo a caer de ellas.

En la actualidad, y debido al aumento de edificios que son cada vez más altos, el miedo a los ascensores pueden llegar a ser invalidantes. Muchas veces llegan a interferir negativamente en nuestra vida diaria. ¿Quién no coge un ascensor, como mínimo un par de veces al día? Si eres de los que estás en el supermercado haciendo la compra, y en vez de pensar en lo que necesitas para llenar el frigorífico, estás más pendiente de cómo te lo vas a montar para subir el carro lleno a tu piso, este artículo te interesa.

 

 

¿A qué le tienes realmente miedo?

En algunos casos es a los espacios cerrados. En otros a la altura, a la falta de control si ocurre algo dentro, a la maquinaria,… Sea como sea, siéntate tranquilamente y piensa en ello. Haz una lista con las situaciones que te puedan llegar a angustiar, así averiguarás qué es lo que realmente te atemoriza.

¿Cómo afrontar el miedo a los ascensores?

Una vez ya sabes qué es lo que te asusta, vuelve a hacer otra lista. Esta vez plasma en el papel todos los pasos que tienes que seguir para coger ese ascensor:

– Llegar a un edificio al que no has estado nunca.

– Presionar el botón de llamada de la planta calle.

– Esperarte a que se abran las puertas.

– Entrar en él.

– Seleccionar el piso al que quieres ir.

– El cierre de puertas.

– El recorrido mientras va pasando por los diferentes pisos…

De todas estas situaciones, ¿cuál es la que más te agobia? ¿Crees que puedes hacer algo que te haga sentir mejor?

En tu vida cotidiana, repite cada una de ellas, hasta que te sientas con fuerzas para usar solo el ascensor. Para ayudarte en esta tarea hay quien se mete en la cabina jugando con alguna aplicación de móvil. Otros usuarios intentan hacerlo cuando alguien puede acceder al interior con ellos. Algunos necesitan estar solos para evitar una sensación extra de claustrofobia. Incluso hay quienes se sienten más tranquilos comiéndose un snack… Sea como sea, toda táctica es buena para minimizar al máximo el estrés que esa situación te provoca.

 

 

¿Qué debo hacer en el extraño caso que se pare el ascensor conmigo dentro?

Antes que nada, piensa que esa probabilidad es muy remota. ¿A cuánta gente conoces que se haya quedado atrapada en un ascensor? Lo habitual es que eso no suceda jamás, pero si pasa lo que debemos hacer es mantener, sobre todo, la calma. Cerrar los ojos y respirar profundamente, para evitar de esta manera entrar en un bucle de malos pensamientos que acabe conduciéndonos a un ataque de pánico, con el que acabaríamos actuando de una forma irracional y sin sentido.

En cuanto te hayas tranquilizado, pide ayuda a través del botón de llamada de dentro del ascensor. Si lo prefieres, llama a través de tu teléfono móvil a la empresa de mantenimiento. Y recuerda: jamás intentes acceder por tu propio pie a uno de los rellanos si éste no está nivelado con el ascensor. Es más normal que sufras algún tipo de accidente haciendo una locura para salir de la cabina, que estando tranquilo dentro de ella.

Evidentemente, el perder el miedo a cualquier situación en la que podamos estar, es fruto de fuerza de voluntad y superación personal. Ten en cuenta que eso nunca se logra en dos días. En ocasiones, cuando el pánico condiciona nuestras vidas, es muy habitual el necesitar algún tipo de ayuda externa para poder llegar a alcanzar nuestro objetivo.