El pasado lunes día 30 de noviembre, cayó en nuestras manos un artículo del Heraldo de Aragón, en el que se hablaba de la necesidad de instalar un segundo ascensor urbano en la ciudad de Teruel. De hecho, M. A. Moreno, autor del artículo, contaba cómo les había cambiado la vida a los que usan a diario el ascensor, con el que llegan a salvar un desnivel de 45 metros entre el barrio del Centro Histórico y el de San Julián. El problema con el que se encuentra ahora el consistorio de la capital turolense, es que el ascensor que existe actualmente se les ha quedado «pequeño», ya que con él se realizan unos 1400 desplazamientos diarios (no en vano une dos de los barrios más poblados del municipio). Como anécdota, Pepe Polo, Presidente de la Federación de Asociaciones de Vecinos de Teruel, comentaba que hasta que se construyó el ascensor, sobre todo las personas de más edad, no subían al Centro Histórico a no ser que tuviesen que acudir al médico, y que ahora el centro de la ciudad está lleno de vecinos comprando o paseando.

 

 

Lo que ocurre en Teruel no es, ni mucho menos un caso aislado. Son muchos los municipios, todos ellos con una orografía bastante complicada y barrios a diferentes niveles, que están incorporando los ascensores urbanos a sus calles. En ciudades como, por ejemplo, Barcelona, Basauri, Valladolid, Segovia o Santa Cruz de La Palma han existido históricamente interminables escaleras y cuestas empinadas, que han complicado la movilidad de sus habitantes. Personas mayores, ciudadanos que empujan coches de bebés, minusválidos en sillas de ruedas, vecinos cargados con la compra,… han sido siempre los más perjudicados. Muchos de los barrios más deteriorados socialmente se encuentran justamente en las zonas más altas de las ciudades. Este tipo de distritos están rodeados de desniveles que hacen que, muchos vecinos, se sientan excluidos de la accesibilidad que todas las ciudades deberían tener.

Es en este tipo de municipios con una topografía compleja, donde los ascensores urbanos acaban siendo una novedosa solución como elemento funcional, de estructuración de territorio e incluso escultórico. Sabemos que su principal función es salvar las grandes distancias que hay entre barrios de un mismo municipio, pero no debemos olvidar que estos acaban también convirtiéndose en una atracción turística para el lugar donde se erigen. ¿Qué mejor manera hay de contemplar una ciudad desde su punto más alto, que subidos en una pasarela o un mirador?

 

©Imagina2 Visualization Studio


 

Si bien los ascensores están fabricados todos por un igual, aquellos que tienen que estar en la intemperie deberían tener unas características muy concretas, ya que están a merced de las inclemencias del tiempo: materiales que no necesite un gran mantenimiento y que a su vez puedan estar en plena calle con lluvia, hielo, aire, temperaturas de pleno julio,… Su estructura debería ser robusta, pero a la vez que esté acorde con el entorno, evitando en la medida de lo posible, el impacto visual de un armazón sin sentido en plena calle. La instalación de una o más paredes de cristal crean sensación ligereza, seguridad a sus usuarios en caso de avería y evitan actos vandálicos y delincuencia dentro de la cabina.

Es deber de todos los ayuntamientos el hacer más cómoda la movilidad de los vecinos de su municipio, y facilitar la vida de los colectivos más desfavorecidos y de sus familias. No tan solo tenemos que hacer un esfuerzo para crear edificios accesibles para todos, sino que debemos hacer también accesibles nuestras ciudades, para que nadie se quede frenado ante una barrera arquitectónica. En Inelsa Zener fabricamos todo tipo de ascensores, y los colocamos allí donde se necesitan. Solo tienes que ponerte en contacto con nosotros y estaremos encantados de darte presupuesto.