¿Tú o cualquiera de las personas que viven contigo tienen movilidad reducida? Si es así, sabrás que el mundo no está inicialmente hecho para todos aquellos que necesitan servirse de un bastón, un caminador o una silla de ruedas para desplazarse a diario. Acciones que nos parecen tan básicas, a la gran mayoría de la población, como es subir un simple escalón, agacharse para conectar a la corriente tu propio móvil, poder moverte sin dificultad a través de una puerta, o coger una lata de conservas de uno de los armarios de la cocina, se convierten en una auténtica pesadilla para los que tienen dificultad para moverse.
El Instituto Nacional de Estadística presentó en el año 2008 el último informe del que tenemos constancia sobre Discapacidad, Autonomía Personas y Situaciones de Dependencia, en el que comentaban que en uno de cada cinco hogares de España había un miembro, como mínimo, con algún tipo de discapacidad. Estamos a la espera del nuevo informe que, en principio, debería ver la luz durante este semestre, y en el seguramente nos encontraremos que estas cifras son mucho más elevadas, debido al envejecimiento que el conjunto de la población ha experimentado durante estos últimos trece años.
¿Cómo podemos solucionar la accesibilidad de nuestros hogares?
El principal objetivo es el de conseguir que las personas que necesitan ayuda para desplazarse, puedan moverse por su casa con la máxima seguridad y autonomía. Adaptar la vivienda de forma y manera que podamos eliminar las barreras, es de vital importancia. Bajar la altura de los muebles de la cocina para que se pueda acceder a ellos sin problemas, colocar los objetos que usamos con más frecuencia en un lugar más accesible, cambiar las bañeras por platos de ducha rasantes, asideros en cualquier lugar donde se necesiten, ensanchar las puertas como mínimo a 80 centímetros para poder pasar por ellas en silla de ruedas, dar suficiente amplitud a los pasillos para poder maniobrar con comodidad,…
Lo más preocupante son las viviendas, como dúplex o chalets, con más de una planta, donde se hace imposible y bastante peligroso, dicho sea de paso, el subir y bajar por las escaleras. ¿Quién no se ha caído o tropezado alguna vez con algún escalón, incluso sin tener problemas de movilidad? Una buena forma de sortearlas es instalando pequeñas rampas, sobre todo en estancias que en ocasiones se encuentran a dos niveles, como algunos salones.
Para escaleras mucho más largas, como las que unen diferentes pisos de altura, la mejor solución es la instalación de ascensores o salvaescaleras. Los ascensores, dentro de nuestros hogares, se integran en el espacio y pasan a ser un elemento decorativo más. Su instalación es mucho menos costosa de lo que nos podríamos imaginar y, si la falta de movilidad no requiere el uso de una silla de ruedas, este se puede instalar en casi cualquier sitio. Si lo que necesitamos es una cabina en la que pueda entrar una silla, es evidente que las dimensiones van a tener que ser superiores: aproximadamente un metro de ancho por uno con veinticinco de profundidad, para poder maniobrar con toda libertad. El interior de la cabina es importantísimo: material antideslizante, botonera colocada como máximo a metro veinte del suelo, y elementos tan importantes, sobre todo en este tipo de ascensores, como los pasamanos y el espejo. Todo es poco para que lleguemos a estar seguros en nuestra propia casa. La instalación de un homelift, no nos la debemos tomar como un gasto, sino como una inversión, ya que se revalorizará el inmueble desde el mismo momento en el que estén acabadas las obras y el ascensor sea apto para empezar a funcinar.
Los salvaescaleras son también una forma segura, y mucho más económica, de movernos por casa. Este tipo de aparatos nos permiten desplazarnos a lo largo de la escalera, independientemente de la forma que esta tenga. Pueden ser de silla, para todas aquellas personas que les cuesta subir escalones pero que, a pie llano, siguen teniendo capacidad de andar aunque sea con la ayuda de un bastón. También los hay de plataforma, especialmente indicados para los usuarios de silla de ruedas. Evidentemente, su construcción es mucho más sencilla que la de un ascensor, y crean de la misma forma un espacio accesible y seguro para todos aquellos que vean como un obstáculo insalvable el hecho de subir escaleras.
Tal y como has podido ver, existen diferentes maneras de adaptar las viviendas para que estas sean lo más seguras posible. En Inelsa Zener asesoramos sin compromiso sobre cuál es la mejor solución para cada caso, sin olvidarnos de la comodidad, la seguridad y la accesibilidad, que deberían ser universales.