Existen una gran variedad de ascensores en el mercado, dependiendo del uso que se les quiera dar. El artículo de hoy hemos querido dedicarlo a los más comunes: los de pasajeros, instalados habitualmente en edificios de oficinas o comunidades de vecinos, y los montacargas, cuyo uso se circunscribe habitualmente a almacenes y lugares donde podemos encontrar tráfico de mercancías. La diferencia entre ellos no erradica únicamente al lugar donde decidamos colocarlos, ni en su capacidad: hay montones de variables que tenemos que tener en cuenta a la hora de decidirnos por uno u otro elevador.
Los montacargas son ascensores de grandes dimensiones, que se utilizan para el traslado, entre diferentes alturas, de artículos con gran volumen y peso. Antiguamente contaban con portones de madera, que se abrían y cerraban de forma manual, y con un interior muy simple, formado únicamente por una plataforma y un único lateral que hacía las veces de cabina. Actualmente, y debido a las diferentes normativas de seguridad, es obligatorio tener el habitáculo interior completamente cerrado, para evitar accidentes. Hoy en día los montacargas deben cumplir con la normativa UNE-EN 81.3, específica de los elevadores en los que la carga nominal es superior a 300 kg. de peso, y en la que se tienen en cuenta todas la situaciones peligrosas y acontecimientos significativos que te pueden ocurrir dentro de uno de ellos.
Los ascensores de carga suelen ser mucho más grandes que los de pasajeros, y generalmente tienen la capacidad de desplazar alrededor de 3.000 a 5.000 kg, aunque dependiendo del número de columnas por los que se mueve la cabina, se puede llegar perfectamente a las 10 toneladas. Éstos a menudo cuentan con acabados interiores mucho más toscos, de metal y muy resistentes para evitar daños durante la carga y descarga. Aunque existen montacargas hidráulicos, colocados en lugares donde no hay que desplazarse por una gran cantidad de plantas, los elevadores eléctricos son más eficientes energéticamente hablando, para elevar cargas de mucho peso.
Este tipo de aparatos es obligatorio que pasen periódicamente su revisión cada tres meses, y está terminantemente prohibido utilizarlo para el transporte de personas, a excepción de los estrictamente necesarios para desplazar la carga, que generalmente son uno o dos ocupantes.
Los ascensores de pasajeros son los que todos conocemos, y tienen claras diferencias con los anteriores. Al contrario que en los montacargas, el interior de todos ellos cuenta con un teléfono de rescate, con el que ponerse directamente en contacto con el servicio de mantenimiento, en caso de avería. Las revisiones generales son obligatorias pasarlas una vez al mes, y la botonera de su interior cuenta con tantos pulsadores como niveles tiene el edificio donde se ha instalado.
Como es obvio, el peso que puede mover un ascensor de este tipo es mucho menor, ya que éste varía en función de la superficie de la cabina. Teniendo en cuenta que, se calcula que el peso medio por persona es de 75Kg., una comunidad de vecinos habitual, tiene un ascensor con capacidad para 300 o 400 kg, mientras que, en grandes edificios de oficinas, los elevadores pueden llegar a mover cargas de más de media tonelada.
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