El pasado 26 de Julio se celebró el Día de las Charlas en el Ascensor, y eso nos hizo pensar: ¿cuáles son las conversaciones más habituales que tenemos cuando nos metemos dentro de un elevador? ¿Nos comunicamos menos que hace años?
Seamos realistas, los ascensores son un lugar incómodo para hablar. Estás atrapado en una caja suspendida por cables, mientras te desplazas a través de un agujero hasta llegar a tu destino. Si a eso le unimos que, en muchas ocasiones, tenemos que compartir ese espacio tan minúsculo con alguien que, con un poco de suerte, puedes llegar a conocer… o tal vez no, el trayecto puede llegar a ser muy incómodo. La mayoría de nosotros permanecemos callados, mirando hacia la puerta, observándonos en el espejo, jugando con nuestros teléfonos móviles o chequeando los monitores en los que se muestran las últimas noticias. ¿Qué pasaría si rompiésemos esa barrera que nos ponemos nosotros mismos, y hablásemos con quien se encuentra a nuestro lado? ¿Te has parado a pensar que un viaje en ascensor no es obligatorio que sea aburrido, incómodo, tedioso y triste? ¿De qué podemos llegar a hablar en tan corto periodo de tiempo?
Antes que nada, debemos tener claro que, en una sociedad como la nuestra, donde todo molesta y por cualquier tontería nos sentimos ofendidos, debemos evitar ciertos temas que levantan pasiones (en ocasiones demasiado descontroladas):
– La religión.
– El deporte, sobre todo si se trata de fútbol. ¡Parece que nos vaya la vida en ello!
– La política, principalmente si no tenemos ni idea de cuáles son las tendencias políticas de quien tenemos delante. ¡Lo que no queremos es acabar discutiendo en un tiempo récord de 15 segundos!
Y entonces, ¿qué temas deberíamos poder tratar con nuestros compañeros de viaje?
¿Es la primera vez que ves a esa persona en tu comunidad de vecinos o en el trabajo? Qué tal te parece un: ¿eres el nuevo vecino? O qué tal un: no hace mucho que trabajas aquí, ¿verdad? Este tipo de preguntas son las que ayudan a romper el hielo, y a integrar en un entorno desconocido a quien llega por primera vez a un lugar donde todo el mundo se conoce. Y quien sabe, ¡posiblemente el que tienes delante se pueda convertir, en un futuro, en uno de tus mejores amigos!
Las películas y las series son un tema también bastante recurrente, sobre todo si sabes que estás compartiendo ascensor con alguien con el que también compartes ciertos gustos televisivos. ¿Quién no ha hablado alguna vez con su vecino sobre el último capítulo de Vikings, Years & Years, o de Juego de Tronos? Eso sí, antes de meter la pata, lo mejor es indagar si hemos o no hemos llegado todos al mismo capítulo, ya que con los spoilers, al igual que con el fútbol, también nos va la vida.
Las enfermedades también son un tema bastante recurrente, sobre todo entre la gente más mayor. El ¿cómo se encuentra? o el hacía días que no la veía, da pie a infinidad de respuestas que pueden llenar varios trayectos seguidos en el ascensor, e incluso se pueden alargar incómodamente en rellanos ajenos, dejándote con medio cuerpo dentro de la cabina y el otro medio tapando la célula de la puerta, para no dejar a la vecina con la palabra en la boca. ¡Cuántas puertas de ascensor se han tenido que repara después de una «batallita hospitalaria»!
Y no nos podemos olvidar del «rey de los comentarios»: ¡el tiempo! Pensemos que cuando cogemos un ascensor, o acabamos de llegar de la calle, o vamos a salir a ella (con su correspondiente cambio brusco de temperatura). Todos hemos dicho frases como: ¿Cuándo dejará de hacer tanto frío? ¡Qué harta estoy de este viento! ¡Qué ganas tengo que llegue el verano! ¡Este calor acabará matándome! ¡A ver si refresca de una vez! ¿Os habéis dado cuenta que jamás estamos satisfechos cuando nos referimos a la meteorología?
En definitiva, la próxima vez que entres en un ascensor en el que no estés solo, intenta no centrarte únicamente en tu móvilo en mirar el aspecto de tus zapatos. Un simple: Hola, o un ¿cómo estás? puede llegar a ser el principio de una bonita amistad.