¿Alguna vez has llegado a tu comunidad de vecinos y has visto que el ascensor no funciona? Antiguamente, el hecho de no tener elevador no generaba tantos problemas, ya que los edificios eran de pocas alturas. Ahora, el perfil de las ciudades ha cambiado, y no es inusual encontrar bloques de más de 10 plantas. ¿Te imaginas que tu ascensor estuviese averiado y llegases a tu casa con la compra de toda la semana, o con un cochecito de bebé? Ya ni contamos si tienes algún tipo de discapacidad… Qué poco valor les damos habitualmente a todo aquello que nos rodea, hasta que lo perdemos.
Para la mayoría de los que usamos el ascensor a diario, consideramos que no es una máquina que tenga nada especial. Subimos y bajamos en ella, sin darle importancia a lo que estamos haciendo. Un lugar aburrido en el que compartimos, de una forma incómoda, el pequeño espacio de su cabina con personas a las que no hemos visto jamás. Pero nada más lejos de la realidad: un ascensor es uno de los grandes inventos de la historia. Miles de años de tecnología han conseguido la máquina perfecta que usamos ahora. Eso es algo de lo que la humanidad debería sentirse muy orgullosa.
Cierra los ojos por un momento y visualiza cómos sería vivir en un mundo en el que no se hubiese inventado este tipo de máquinas. ¿Eres consciente de cómo cambiaría el skyline de nuestras grandes urbes? No tan sólo no viviríamos en edificios de más de dos o tres alturas, es que ningún arquitecto se hubiese planteado jamás construir un rascacielos. ¡Ni tan solo un triste bloque de más de cuatro pisos! Ni Nueva York, ni Tokio, ni Hong Kong, ni Dubái, ni tan siquiera el área de las Cuatro Torres de Madrid existirían.
Las ciudades tienden a volverse cada vez más altas, con un mayor número de densidad de población y mucho más concurridas. Sin elevadores, las metrópolis dejarían de existir tal y como las conocemos en la actualidad. Con el aumento de habitantes, solamente las que tuviesen espacio para ello, pasarían a crecer «a lo ancho». Evidentemente, las que no pudiesen hacerlo, aumentarían de una forma prohibitiva el precio de los inmuebles, al encarecerse sustancialmente el suelo. La vida tal y como la concocemos hoy en día sería imposible. Así que, como podemos ver, en el hipotético caso de que no existiesen los ascensores, no tendríamos únicamente un problema de cómo llegar a lugares poco accesibles. La cuestión iría mucho más allá, llegando a afectar en gran manera a nuestra economía.
El espacio más importante en un edificio, es el que ocupa los ascensores.
- Nos acercan al lugar donde queremos llegar, sin ningún tipo de esfuerzo, en cualquier momento del día.
- La energía que tendríamos que gastar si no pudiésemos hacer uso de ellos, la utilizamos para nuestra vida diaria: estar con nuestra familia, amigos o para rendir más en nuestro trabajo.
- Dan autonomía y autoestima a todas aquellas personas con movilidad reducida, o bien que usan objetos cotidianos como carros de la compra, cochecitos de bebés, mochilas con ruedas…
- Son muy fáciles de usar y todo el mundo tiene capacidad para hacerlo. Solo debes meterte en la cabina y darle al botón de la planta donde quieres ir, para conseguir que el ascensor se desplace.
- Si confiamos en ellos, nos llevarán al lugar donde nos interese llegar, por muy alto que éste sea.
- En algunas ocasiones podemos llegar a coincidir en su interior con gente interesante, que de otra manera no hubiésemos conocido nunca.
No cabe duda que los ascensores han cambiado el mundo y nos han hecho la vida mucho más fácil. No tan solo son más cómodos que las escaleras, sino que también nos ayudan a ahorrar tiempo y energía, algo que siempre se agradece. Si lo pensamos bien, sin ascensores, el horizonte de las grandes ciudades también tendría un aspecto muy diferente. Así que la próxima vez que subamos a uno de ellos, deberíamos mirar a nuestro alrededor para apreciarlos. Son una parte esencial en nuestro día a día.