Ya estamos en pleno mes de noviembre y con él le damos la bienvenida al frío. El bajón de las temperaturas nos afecta a nuestra forma de ser y de relacionarnos con los demás: dejamos a un lado las terrazas y los paseos, para hacer mucha más vida dentro de casa. Aunque cueste creerlo, los seres vivos no somos a los únicos que les afecta la bajada de temperaturas: ¡a las máquinas también! ¿Verdad que habéis notado, en más de una ocasión, una sensación extraña en el coche cuando lo habéis puesto en marcha una mañana cualquiera de invierno? Pues los ascensores no son ninguna excepción.

¿Sabemos cómo le afecta el frío a nuestro elevador? Antes de nada debemos tener claro que existen diferentes tipos de ascensores, y que no a todos ellos les afecta el desplome del mercurio por un igual.

 

 

Los más perjudicados en esta época del año son los ascensores hidráulicos, ya que se desplazan gracias a un depósito de aceite que, mediante un pistón, empuja la cabina hasta el lugar donde queremos ir. Para este tipo de ascensores la temperatura a la que se encuentra el cuarto de máquinas es importantísima. Generalmente se recomienda que oscile entre los 15° y los 35° para un óptimo funcionamiento. Alcanzar estas cifras no es tan complicado, si tenemos en cuenta que no todos los ascensores están metidos en el interior de un edificio: es evidente que los exteriores sufren mucho más la climatología por estar en la intemperie, por lo que es frecuente padecer temperaturas inferiores a 0° en invierno o superiores a 40° en verano. ¡Todo un reto para los ingenieros y técnicos!

¿Qué ocurre cuando el aceite del grupo hidráulico alcanza una temperatura por debajo de la recomendada? Si esta cae por debajo de los 15° por un periodo prolongado de tiempo, puede hacer que el elevador se mueva de manera más lenta de lo habitual, o que no se nivele correctamente en las paradas. Esto es debido a que el fluido hidráulico se vuelve más frío y viscoso, y como consecuencia, el pistón se mueve más lentamente. Se puede eliminar este problema controlando el frío dentro de la sala de máquinas, para evitar que el aceite experimente grandes fluctuaciones de temperatura, o bien, calentar directamente el aceite que se encuentra dentro del depósito.

 

 

Otro problema del clima frío, y que también afecta a los ascensores eléctricos, son las guías con poca lubricación. Con temperaturas tan bajas el lubricante puede llegar a secarse, causando fricción entre las piezas que se encuentra en movimiento. En este caso, mientras estamos en la cabina, no es extraño escuchar un pequeño ruido que provenga del interior del hueco del ascensor.

Con la climatología adversa debemos, más que nunca, tener al día la revisión periódica de nuestros ascensores. Los que nos dedicamos a esto desde hace muchos años sabemos detectar dónde hay un problema mucho antes que éste empiece a «dar la cara», evitando averías costosas y sustos innecesarios. Debemos tener presente que, con el mantenimiento adecuado, el ascensor seguirá funcionando sin ningún problema, independientemente de cuan bajo caiga el mercurio.