Para nosotros, un ascensor es simplemente una cómoda manera de movernos entre dos pisos. Quien más y quien menos tienen mascota en su hogar y, para nuestro perro, los ascensores pueden llegar a ser objetos complicados de entender. Ponte en su lugar. ¿Te imaginas entrar en una habitación muy pequeña, que se cierren las puertas y cuando estas se abran te encuentres en otro lugar diferente? Como os podéis imaginar para nuestras mascotas puede llegar a ser una situación inexplicablemente divertida pero, para muchas de ellas, se vuelve algo estresante e incomprensible.
¿Qué es un ascensor para nuestro perro? La verdad es que no nos podemos poner en su lugar para averiguar lo incomprensible que debe ser lo que ocurre dentro de un ascensor. ¿Una caja que sube y baja? ¿Un lugar en el que se oyen ruidos imperceptibles para el oído de un humano pero que pueden ser la antesala de un peligro para un perro? ¿Qué piensan ellos de los ascensores? ¿Si hay seres humanos que les tienen auténtico pánico, qué no les ocurrirá los perros?
Los animales, como las personas, actúan de forma diferente ante las mismas situaciones. La verdad es que, si están habituados a salir de casa, coger un ascensor puede ser que no les provoque ningún estrés. Lo habitual es que conozcamos a perros que lo asocian a salir de casa, pasear e ir al parque. En definitiva, pasárselo bien. Hay otros perros que, por muy bien que se lo pasen en la calle, tienen un auténtico trauma al entrar en la cabina: no quieren entrar, lloriquean, tiemblan, se agachan, pueden llegar a orinarse de miedo,… Lo último que debemos hacer con ellos es obligarles a subir a un ascensor. En esos casos, la paciencia será nuestro mejor aliado.
¿Cómo podemos conseguir que nuestro perro no entre en pánico en el interior del ascensor?
Lo más importante es no perder la calma. Evita en todo momento que tu perro te vea estresado por esta situación. En ocasiones, nuestras mascotas acaban teniendo los mismos miedos que nosotros, por lo que no está de más tener presente que es casi improbable que en el interior de un ascensor pase algo malo. Hay elementos de seguridad que garantizan un buen viaje y, si por desgracia nos quedásemos atrapados, estaríamos acompañados de nuestro mejor amigo. Ya sabemos cómo proceder en estos casos: avisar de la avería y esperar pacientemente a que nos rescaten.
Recuerda que no hay mejor forma de conseguir algo de alguien, que utilizando un refuerzo positivo. ¿Qué golosina es la que más le gusta a tu perro? Sea la que sea, guarda unas cuantas en tu bolsillo y comienza poco a poco a enseñarle que un ascensor no es tan terrorífico como parece. Los pasos son los mismos que debemos seguir si somos humanos y tenemos algún tipo de fobia. Poco a poco acostumbrarnos a acercarnos a la puerta del ascensor, dejar la puerta abierta y entrar y salir en diferentes ocasiones, dejar que se cierren las puertas sin que se desplace la cabina, pulsar los botones,… Un pequeño paso hoy, otro pequeño paso mañana dándole, eso sí, sus snacks favoritos cada vez que superamos uno de esos escollos. En mucho menos de lo que nos imaginamos, conseguiremos tener un perro feliz que viaja en ascensor sin estar aterrorizado.
¿Cómo deberíamos comportarnos con nuestro perro al entrar en un ascensor?
Antes que nada, debemos ser conscientes que vamos acompañados de un animal y que, en un momento dado, puede llegar a ser imprevisible su forma de actuar. ¡Muchísimo cuidado cuando se cierran las puertas! Es importante el tipo de correa con el que llevamos a nuestra mascota: corta mejor que larga y un arnés antes que un collar. No será la primera vez que un perro se queda en el rellano mientras nosotros estamos en la cabina, con el peligro que eso conlleva. Debemos evitar cualquier tipo de distracción para evitar un accidente horrible. Ese no será el mejor momento para ponernos a mirar nuestro móvil. Dejemos el Whatsapp para otro momento e intentemos pasar el nivel del Candy Crush cuando estemos en un lugar tranquilo y seguro.
Ya sabemos que nuestro perro es un amor, pero debemos tener en cuenta que habrá vecinos de nuestro mismo edificio a los que les da miedo meterse en un lugar tan pequeño con él. Nunca está de más preguntar si se sienten cómodos viajando con nosotros y, si no es así, esperar y subir la siguiente vez que esté vacío. No pasa nada por llegar dos minutos más tarde a casa. Si ese no es el caso, y hacemos uso del ascensor acompañados, evitemos que nuestro perro interactúe con nadie. Hay veces que la alegría de encontrarse con ese vecino que siempre le hace carantoñas pueda ser tal, que acabe sobreexcitado, saltando sin control dentro de la cabina.
Tener un perro es una hermosa manera de dar y recibir amor incondicional de alguien que no nos dejará jamás en la estacada. Ayudémosles a superar sus miedos y disfrutemos de ellos a cualquier lugar donde vayamos, incluso si es viajando en un ascensor.