A diario realizamos acciones sin pensar realmente en lo que estamos haciendo, y desplazarnos en ascensor es una de ellas. ¿Alguna vez te has preguntado cómo funciona un ascensor mientras viajas en él? ¿Qué es lo que sucede en la máquina cuando entras en la cabina y pulsas uno de los botones? Los ascensores son la forma más rápida, cómoda y segura de movernos entre las plantas de un edificio. Hay muchos componentes que, maravillosamente coordinados, son los responsables del movimiento vertical de la cabina. El artículo de hoy lo vamos a dedicar a una parte fundamental para que exista el desplazamiento de esta: el contrapeso.
El contrapeso es aquella estructura que asciende y desciende por la parte posterior de la cabina dentro del hueco del ascensor. Ahora es mucho más complicado verlo en nuestras casas, pero antiguamente, cuando las puertas de los elevadores no eran como las actuales, podíamos ver el interior del hueco, y veíamos como subían y bajaban los contrapesos cada vez que alguien lo usaba. Hoy en día, podemos observarlo si nos vamos a los edificios antiguos cuyo ascensor está instalado en el hueco de la escalera.
Debemos tener en cuenta que no todos los contrapesos tienen el mismo peso, y que este varía en función de la cabina y de la carga máxima que el ascensor pueda soportar, siendo el contrapeso equivalente al peso de la cabina, más el 50% del peso de la carga máxima que puede ir en su interior. La cabina del ascensor se equilibra con el contrapeso, que se encuentra en el otro extremo de los cables. Cuando el ascensor sube, el contrapeso baja y viceversa.
El contrapeso facilita que el motor haga que la cabina suba y baje con un esfuerzo mucho menor que si lo hiciéramos sin él. Para que nos hagamos una idea, es parecido a los balancines que encontramos en los parques infantiles. Es mucho más sencillo levantar a un niño situado en uno de ellos, que elevarlo del suelo únicamente con nuestros brazos. En los ascensores, gracias al contrapeso, el motor necesita mucha menos fuerza para para mover la cabina. ¿Qué ocurriría en el caso de que esta pesase más que el contrapeso? Como ya hemos comentado anteriormente, esto ocurrirá en el momento que la carga interior de la cabina supere la mitad del peso máximo permitido. En ese caso, el motor solo tendrá que levantar la diferencia entre el peso de la cabina y el contrapeso, y producir un poco de fuerza adicional para superar la fricción de las poleas.
Dado que con el sistema de contrapesos se requiere mucha menos fuerza, hay menos tensión en los cables, lo que hace que el ascensor sea más seguro y se desgaste con menos facilidad. ¿Nos podemos imaginar por un momento qué sucedería si el motor tuviese que levantar sin ayuda la cabina? Recordemos el ejemplo del niño y el balancín: podríamos hacerlo subir y bajar muchas veces si estuviese en él, pero si lo tuviésemos que levantar solo con los brazos, al cabo de un rato, irremediablemente, acabaríamos con dolor de espalda. Algo parecido le ocurriría al motor de nuestro ascensor: deberíamos cambiarlo cada pocos años a causa de la tensión que se produciría en la máquina.
Otra de las funciones de los contrapesos la podemos ver cuando alguien entra en una cabina y pulsa para desplazarse a un piso inferior del que se encuentra. Volvamos de nuevo al parque infantil. Imagina que en el momento en el que uno de los niños está arriba, el otro se levantase de repente del balancín. Irremediablemente, el niño que aún estuviese subido en él se golpearía con fuerza contra el suelo, ¿no? Pues algo parecido ocurre con los ascensores, ya que el contrapeso controla la velocidad de la cabina reduciendo el frenado. Imaginemos que no existiese el contrapeso: una cabina de ascensor cargada se podría desplazar hacia arriba gracias al motor, pero… ¿qué ocurriría a la bajada? Tendería a caer al suelo, por no tener ningún tipo de freno resistente que la detuviese.
Los ascensores son máquinas que se desplazan gracias a diferentes elementos como los contrapesos, cuya importancia de cada uno de ellos, es vital para su seguridad y su buen funcionamiento.