El ser humano está rodeado de aparatos que utiliza a diario, y de los cuales sabemos con pelos y señales cuál es su manejo. Pero si hay uno que es realmente un desconocido para el público en general es, sin ninguna duda, el ascensor. El hecho de que la parte mecánica esté en un lugar no visible para la mayoría de los mortales, hace que vuele nuestra imaginación, fantaseando sobre un hipotético funcionamiento que no tiene ni pies ni cabeza. ¿Qué mitos sobre ascensores son los que están más extendidos entre la gente?
¡Me voy a quedar sin oxígeno!
¿No me digas que no has oído nunca esta afirmación? A pesar de lo que hayamos podido ver en alguna película de terror adolescente hecha en Hollywood, ni la cabina ni las puertas de un ascensor son ni muchísimo menos herméticas. Eso significa que nunca jamás nos vamos a quedar asfixiados, ni por falta de aire dentro de la cabina, ni por falta de aire dentro del hueco del ascensor. Si algún día te quedas encerrado y notas que te ahogas, la única explicación lógica será que te ha dado un ataque de ansiedad.
Los ascensores se aguantan de un solo cable
Esa es una de las ideas más generalizadas que tenemos sobre los ascensores. ¡Nada más lejos de la realidad! Pensar que una cabina se aguanta de una sola cuerda es una barbaridad. No hay ninguna empresa en el mundo que se arriesgue a que se rompa esa sujeción, con el peligro de que sus ocupantes caigan al vacío. Los elevadores se aguantan por múltiples cables de acero, que nos lo creamos o no, cada uno de ellos podría llegar a soportar la totalidad de peso de la cabina por sí mismo (incluso llena de pasajeros). Solamente se tiene constancia de una caída libre documentada, y fue la que sufrió un ascensor del Empire State Building en 1940 cuando un avión, tras una colisión, acabó cortando los cables. Así que, a partir de ahora, olvidémonos de una catástrofe donde caemos al vacío por culpa de que nada nos sujeta.
¿Y si a mitad recorrido se abren las puertas?
Si tienes más de 40, recordarás que hace muchos años las puertas que cerraban la cabina de los ascensores no existían. Nos metíamos en el elevador, cerrábamos la puerta de nuestro rellano, pulsábamos la planta donde queríamos ir, y mirábamos atónitos como pasaba por delante de nuestras narices una pared. Evidentemente, esa situación era peligrosísima, sobre todo para los niños, que sentían verdadera atracción a tocar ese tabique. Eso ahora no ocurre. Uno de los avances en sistemas de seguridad de nuestros ascensores es precisamente el de la apertura de las puertas. Si la cabina no ha llegado a su destino, las puertas se mantendrán siempre cerradas. En todos los años de nuestra existencia, nunca nos hemos encontrado con nadie a quien se le haya abierto las puertas del ascensor a destiempo.
Me he quedado atascado entre dos pisos: prefiero salir por mis propios medios, que quedarme dentro de la cabina.
Precisamente eso es lo que nunca debemos hacer. Por mucha angustia que nos entre en esa situación, o muy insistente que sea el vecino que tenemos delante, jamás de los jamases saldremos de la cabina si esta no se ha detenido en un rellano o bien si no nos presta ayuda un técnico de ascensores. ¿Lo mejor? Mantener la calma, ponernos cómodos, pedir ayuda bien desde el pulsador de emergencia o bien desde nuestro teléfono móvil, y esperar a que nos rescaten con seguridad. Recuerda lo que hemos comentado anteriormente: no nos vamos a quedar sin aire, ni la cabina va a caer al vacío…
Así que ya sabes, la próxima vez que te metas dentro de un ascensor, borra de tu mente todas las erróneas creencias que nos han metido en la cabeza y acuérdate de este artículo. A veces las cosas son más sencillas de lo que nos imaginamos.