“Un ascensor es un sistema de transporte, diseñado para mover personas u objetos entre los diferentes niveles de un edificio o estructura. Está formado por partes mecánicas, eléctricas y electrónicas que funcionan en conjunto para ponerlo en marcha.” Esta es, según Wikipedia, la definición de ascensor. El concepto de un ascensor es increíblemente simple: basta un compartimento conectado a un sistema de elevación, unido a la caja a través de una cuerda.
Evidentemente, los ascensores que conocemos, tanto de carga como de pasajeros, son mucho más sofisticados. Hoy en día necesitamos sistemas mecánicos avanzados para que los pasajeros puedan decidir, desde dentro de la cabina o desde los rellanos, a qué planta necesitan ir; dispositivos de seguridad para que todo funcione sin problemas; y potencia suficiente como para poder manejar el peso de la cabina junto con su carga.
En este artículo no hablaremos de los elevadores eléctricos (los que se desplazan por el hueco de la escalera mediante unos raíles, y unos cables que están conectados a la maquinaria de la parte superior del edificio). Nos centraremos en unos de los ascensores más usados en nuestras construcciones de poca altura donde, en muchas ocasiones, no hay espacio ni para colocar un foso: el ascensor hidráulico.
Los sistemas hidráulicos son increíblemente simples: son capaces de elevar la cabina de un ascensor mediante un pistón, que se desplaza gracias a la fuerza que ejerce un fluido que hay dentro de un cilindro. Dicho cilindro está conectado a un sistema de bombeo, que generalmente funciona con aceite hidráulico. La bomba empuja el fluido desde el tanque, donde inicialmente está todo el líquido, hacia un tubo que conduce al cilindro. Cuando la válvula está cerrada, el fluido a presión no tiene a dónde ir a excepción del cilindro. A medida que el líquido se va acumulando en él, empuja el pistón hacia arriba y levanta la cabina del ascensor.
Cuando la cabina del ascensor se va acercando al piso donde tiene prevista la parada, el sistema de control envía una señal al motor para que apague gradualmente la bomba. Con la bomba apagada, ya no fluye más líquido dentro del cilindro, pero el que ya había anteriormente dentro de él no se puede escapar, por lo que el pistón descansa encima del fluido, y la caja del ascensor se queda inmóvil en el lugar donde está. Para bajar la cabina, basta con abrir la válvula para que el líquido que se ha acumulado en el cilindro pueda fluir hacia el depósito. Realizando esta acción la cabina desciende gradualmente. Si lo que queremos es detenernos en un piso inferior, lo que hace el mecanismo es cerrar de nuevo la válvula.
La tecnología de elevación, mediante los sistemas hidráulicos, tiene infinitas aplicaciones industriales más allá de los ascensores. Es común utilizarla en la construcción y el transporte, casi siempre para poder mover o levantar objetos pesados y de grandes dimensiones realizando el menor esfuerzo: automóviles, contenedores de transporte, barcos,… Ésta está también presente en objetos domésticos con el fin de hacernos la vida mucho más sencilla, como el gato hidráulico que tenemos dentro de nuestro coche, el freno de algunos vehículos, o algo tan simple como es el sistema utilizado en la cisterna de los inodoros,…
Si te estás planteando instalar un ascensor en tu comunidad de vecinos, y ves que no hay mucho espacio para hacerlo, este sistema puede ser la solución. Llama a nuestras oficinas y te asesoraremos sobre el tipo de ascensor que puede ser mejor para ti.