Corrían los años 20, cuando en el interior de los ascensores de los rascacielos Estadounidenses, se empezaron a instalar altavoces para poder escuchar, por primera vez, canciones que hiciesen que los usuarios se pudieran evadir del lugar donde estaban metidos. Y es que los ascensores de esa época no tienen nada que ver con los que tenemos en la actualidad. Imaginemos el hipotético caso que hubiese existido en ese momento la Torre Shanghai: los 55 segundos que se necesitan actualmente para subir sus impresionantes 119 pisos, se hubiesen convertido en, ni más ni menos que 21 minutos. ¡Casi nada! No es de extrañar que pusieran bancos dentro de una gran cantidad de cabinas.
El hecho de escuchar música dentro de los ascensores hizo que , en la mayoría de los casos, la gente se pudiese evadir de estar encerrados en un lugar de pequeñas dimensiones, sin vistas al exterior. Sin ningún tipo de dudas, ese era un espacio claustrofóbico donde a no muchos les gustaba encerrarse.
La idea de instalar música dentro de los ascensores fue todo un acierto, y ayudó a que más y más personas comenzaran a usar los elevadores como medio de transporte, para desplazarse por los edificios más altos. Fue tal el éxito obtenido, que se decidió implementar el mismo tipo de música en los centros comerciales, tiendas, supermercados, hoteles, aeropuertos, estaciones de metro y ferrocarril,… con el fin de tratar de calmar los ánimos de los visitantes, también en esas situaciones.
El primer proveedor de música ambiental fue Muzak Holdings LLC: esa fue la razón por la que se conoce mundialmente ese tipo de música con el nombre de Muzak. Esta empresa del sur de California se fundó a principios del Siglo XX. Empezaron a crear melodías para ser únicamente escuchadas: nunca cantadas. A parte de eso debían tener la característica de que resultasen agradables a todo el mundo, se escuchasen a un volumen suave, y sirvieran de acompañamiento para aquellos usuarios que subían a los rascacielos. El curioso eslógan de la Compañía fue: “Muzak llena los silencios mortales”.
En los años 40 se dieron cuenta que la música Muzak podía ser también de gran ayuda en las fábricas y centros de producción, por lo que la idea se trasladó hasta estos lugares, con el fin de aumentar el rendimiento de los obreros. Está demostrado que algunos tipos de música ambiental hacen que aumente la productividad en las industrias, o que nos estemos más tiempo recorriendo una tienda, y comprando más.
Hoy en día, es bastante extraño escuchar música dentro de los ascensores, a no ser que se encuentren ubicados en grandes almacenes o formen parte de edificios muy antiguos. De todas formas, la próxima vez que oigas música ambiental en cualquier lugar donde te encuentres, deja lo que estás haciendo, detente un segundo, y dedica algo de tiempo a sentirla. ¿Tendrías la misma sensación, si estuvieses en ese mismo lugar sin escuchar nada? ¿Cómo te sientes? ¿Tienes la percepción que estás más relajado?